- La soledad y la ansiedad social son impulsadas por diferentes estados cerebrales, a pesar de sus similitudes, según una nueva investigación publicada en el Journal of Neuroscience.
- El impacto de la soledad está reconocido como un problema de salud pública, por sus consecuencias perjudiciales para la salud física y mental.
- Actualmente existen pocas intervenciones centradas en la soledad como las que existen para otras afecciones.
Fuente: Journal of Neuroscience
Los autores de la investigación, han explorado las bases neurológicas de la soledad y la ansiedad social, analizando cómo se comportaron en una tarea de juego social.
Los participantes jugaron un juego de ordenador en el que podían hacer una apuesta segura y ganar una cantidad menor de dinero o hacer una apuesta más arriesgada por una cantidad mayor. Si escogían la apuesta más arriesgada, veían un video de un ser humano que mostraba aprobación o desaprobación.
Las personas con ansiedad social escogieron la apuesta segura con mayor frecuencia para evitar la retroalimentación negativa social de los videos. Pero las personas con alta soledad no mostraron este patrón de evitación.
Método del experimento
El estudio actual tuvo como objetivo investigar en qué medida los correlatos neurológicos y de comportamiento conocidos de la evitación en la ansiedad social, aparecen en la soledad.
Se escogieron 42 sujetos participantes con puntuaciones subjetivas altas de soledad y 40 participantes con puntuaciones bajas. La mitad de las dos muestras eran mujeres.
Durante tarea monitorizada por resonancia magnética funcional, los participantes completaron la tarea de juego social, para evaluar las respuestas ante la interacción y retroalimentación social. Se realizaron análisis univariados y multivariados de datos conductuales y neuronales durante la tarea.
Al medir la actividad cerebral de los participantes durante la tarea con imagen de resonancia magnética funcional, los investigadores encontraron que las personas con ansiedad social mostraban una mayor activación de la amígdala durante la fase de decisión. Esto es un signo de ansiedad elevada.
También mostraron una activación reducida en el núcleo accumbens durante la fase de retroalimentación social. Se trata de un signo de la reducción de recompensa interna en una interacción social.
Ninguno de estos patrones de actividad apareció en personas que informaron soledad elevada. Los resultados revelan algo novedoso: la soledad se asocia con una reactividad emocional por los sesgos psicológicos negativos durante los eventos sociales, en lugar de la evitación por ansiedad.
Por lo tanto, la investigación indica que la soledad es una condición distinta a la ansiedad social.
Conclusiones
Contrariamente a lo que se esperaba, ninguno de los patrones de actividad neuronal esperables apareció en personas que informaron soledad elevada, lo que indica que la soledad es una condición única que requiere su enfoque específico en psicoterapia.
Los hallazgos sugieren que, a diferencia de ansiedad social, la soledad no está asociada con el retiro o evitación de las interacciones sociales. Sin embargo, se reveló la reactividad emocional durante el procesamiento mental de las interacciones.
Implicaciones para el tratamiento
La soledad es una auténtica epidemia, un problema de salud pública con efectos perjudiciales para el bienestar físico y mental. La adaptación de las terapias basadas en la evidencia a estos aspectos revelados, podría ser prometedora para reducir la soledad crónica y los sentimientos de vacío emocional.
Sin embargo, se necesita una mejor comprensión de los factores psicológicos y neurobiológicos asociados con la soledad para identificar qué mecanismos específicos de ansiedad social comparten las personas solitarias.
Dadas las superposiciones entre los cuadros producidos por la soledad y la ansiedad social, se tiende a adoptar intervenciones comunes. Sin embargo, si no comparten los mismos mecanismos neurocognitivos subyacentes, arroja luz en torno a qué aspectos deben enfocarse las intervenciones.
Las personas solitarias muestran un patrón consistentemente distinto de respuesta conductual y neuronal en la toma de decisiones sociales, y ante la retroalimentación social percibida.
Por lo tanto, estos hallazgos enfatizan la distinción entre la soledad y la ansiedad social, y la necesidad de protocolos psicoterapéuticos ajustados ante la reactividad negativa en la soledad.
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Lieberz, J., Shamay-Tsoory, S. G., Saporta, N., Kanterman, A., Gorni, J., Esser, T., Kuskova, E., Schultz, J., Hurlemann, R., & Scheele, D. (2022). Behavioral and neural dissociation of social anxiety and loneliness. The Journal of Neuroscience: The Official Journal of the Society for Neuroscience, JN-RM-2029-21. https://doi.org/10.1523/jneurosci.2029-21.2022